Cara B
Para que haya una Cara A, tiene que haber una B.
La alternancia es la madre de toda vida, belleza y señal.
Una verdad repetida mecánicamente se vuelve una mentira.
Un faro guía también cuando no ilumina.
No hay un átomo que no sea itinerante.
No hay una molécula eternamente constituida.
No hay vida sin cambio.
No hay ida sin vuelta
ni vuelta sin ida.
Y dos cosas iguales no hay,
sólo parecidas.
Un repertorio es un ser vivo: se queda quieto y es un ser muerto.
Un concierto también es un ser vivo, único y efímero.
En el caso de este disco, fueron 7 conciertos, desarrollados en 7 organismos de entre 600 y 800 células cada uno.
El sistema nervioso central de un concierto está en la mesa de sonido y luces y los impulsos transcurren por un cable muy grueso que atraviesa la sala por la mitad, distribuyendo cables más pequeños hacia los altavoces, los micrófonos y los focos.
El silencio es el alimento de un concierto y el piloto automático, su depredador.
Ese ser vivo tiene un ciclo vital de unas 12 horas.
Alrededor del mediodía es ensamblado por un equipo dirigido por Víctor, Matías, Campi y Miquel, junto con gente de cada teatro y de la productora local.
Durante la prueba de sonido, a media tarde, llego yo y comienzan los ensayos. Lo que sería su adolescencia, donde apenas simula reproducirse.
Pero el desarrollo más espectacular se da sobre las 21:00 horas, donde, convocados por una serie de señales distribuidas por el hábitat circundante (mensajes escritos en carteles y periódicos, sonidos e imágenes tele transportados y a veces por inoculación directa, célula célula) llegan ustedes y se prestan a dar vida a algo recíproco y por tanto impredecible.
El estro (le dicen también concierto en sí) dura unas 2 horas, pero como todo trance, su percepción temporal es sumamente engañosa.
Poco antes de la medianoche quedan ya pocos rastros de lo que allí sucedió: unos grados más de tempratura en la sala vacía, un papel arrugado en el piso, algunas marcas en las cuerdas de una guitarra, un traje ajado en una percha y algo de vapor condensado en las ventanas superiores de un teatro.
Los rastros en el ecosistema local sin embargo -los carteles en los alrededores de Barcelona, en este caso- pueden tardar semanas en desdibujarse.
A veces una parte de lo que sucedió (no necesariamente la más importante) se registra en forma de unos y ceros, y se encapsula en discos de plástico que luego se distribuyen como esporas y quedan latentes, esperando que un escucha las vuelva a la vida. Tienes uno de esos discos en tu mano.
Jorge Drexler.
Madrid, febrero de 2008.
6 Comments:
¿Cómo está????
¿Qué espera que le conteste una tendenciosa y subjetiva persona como quien le escribe?
Un juicio tendencioso y subjetivo para alguien a la cual el disco no le llegó a las manos aún...
GE-ÑAL está. Fractura de escafoides tarsiano derecho es mi ñoño tema favorito creo.
Lo sabía. Cuando lo escuché por primera vez, pensé en usted.
Ya tengo el disco y fui al concierto el miércoles pasado. Mágico como siempre! Además suma la maravillosa añoranza de mis días en Barcelona.
Sé que Ana Prada anda por las Españas, no sé si en Barcelona, pero si escucha que anda por ahí no se la pierda. Por ahora puede verla en youtube. Después me cuenta. La asociación directa es que es una cantante cercana a Drexler que también enamora.
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