Sobre mi repelencia (II)
Estudiante Poppie de medicina: Tengo que devolver estos libros... en realidad era para la semana pasada, pero me he liado y se me ha olvidado.
Chiquilín: Bueno, ¿sabés que vas a tener multa?
E: Pero... ¿de cuántos días?
Ch: Son dos libros, cuatro días de retraso... suman... veinticuatro días sin poder llevarte libros.
E: ¿Y no puedes hacer nada?
Ch: No.
E: [Con cara de doy mucha pena] Sí que puedes, va...
Ch: Si lo hago con vos, lo tengo que hacer con todo el mundo.
E: ¡Te invito a un café! Me sacas la multa y te juro que te pago un café.
Ch: No, no, gracias.
E: ¡Va! Jo... sí que puedes hacer algo... [Intensifica la cara]
Ch: ¿Necesitás sacar libros porque tenés exámenes este mes?
E: Claro... [Más intensidad]
Ch: Bueno, te la saco pero no le digas a nadie que lo hice y prestá más atención para la próxima.
E: Oh, qué majo eres, ¡muchas gracias!
Ch: [Ruborízase sin perder la compostura ni la seriedad moral que el momento exige].
E: ¿Seguro que no quieres un café?
Ch: No, ya está, ya te la saqué.
E: ¿Pero seguro?
Ch: Seguro.
Etiquetas: laborales
4 Comments:
Hombre, hubiera aceptado el café! Ya que dejó a un lado su repelencia por un ratito... No la juegue tanto de duro, las poppies pueden ser encantadoras también (unos minutos)
Una vez yo también zafé de una multa de una semana con métodos parecidos. =P
abrazo, don!
Oigaaaa, que un café invitado no se le niega a naides...
el siguinte capítulo es cuando la invitas tu a un café?
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