chiquilín de bachín

—El mundo es la suma del pasado y de lo que se desprendió de nosotros— Novalis

jueves, noviembre 23, 2006

November rain

If we could take the time
to lay it on the line,
I could rest my head
just knowin' that you were mine,
all mine.
So if you want to love me,
then, darling, don't refrain
or I'll just end up walking
in the cold November rain


Es noviembre, pero en Barcelona no llueve. Van dos meses de vida (¿cuasi?)emancipada y todavía es difícil caer en la nueva realidad. Los días son más largos. Y más intensos. Están repletos de gente, de teatros, de subtes que siempre están a punto de irse, de conciertos, de cines de autor en versión original con subtítulo, de libros de antropología y filosofía, de algún poemario que se cuela clandestinamente, de cafés idóneos para profundos e inútiles debates sobre política, de bares modernistas, de conferencias interminables.

La rutina se desgaja en un trabajo tranquilísimo por la mañana, en apasionantes clases por las tardes, y en crónicas salidas por las noches. Y la rutina casi ni se nota. El Raval, Gràcia, el Gótico, son ya prácticamente nuestros barrios adoptivos. La convivencia en el zulo es sana. Fue necesaria una dictadura de la limpieza y la higiene, liderada por mí a.k.a. el Gran Dictador, para amenizar aunque sea un poco este caos post-adolescente en el que estamos inmersos. Cada uno tiene sus vidas, tan iguales y tan distintas, que coinciden inevitablemente por la noche. El trabajo es, a veces, una corta e intensa jornada kafkiana, un simulacro de vida de funcionario público. No es, nadie lo esperaría, la Biblioteca de Babel borgiana. Pero se deja soportar fácilmente cuando a uno lo amaestraron trabajando en otro tipo de ámbitos más salvajes. Me dejan leer cuando soy el bibliotecario simpático con anteojitos que presta y devuelve manuales de anatomía y me dejan despacharme discografías enteras en mi reproductor de mp3 cuando soy el niño alienado que hace fotocopias a todo vapor en la hemeroteca.

Venir a Barcelona era una manera de vengar el Buenos Aires que me habían sacado a los dieciséis años. Era la posibilidad de vivir en una ciudad grande otra vez, con todas las cosas que eso comportaba. Era la posibilidad de elegir a dónde vivir antes de que el destino/Dios/la inestabilidad económica del mundo/mis padres/el azar lo decidieran por mí. Tantos meses de esfuerzo y tantos años de anhelante espera valieron la pena. Necesitaba venir acá. Y no me arrepiento. Y me quiero quedar.

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6 Comments:

At 4:56 p. m., Blogger tusitala said...

No me extraña que se quiera quedar... no sólo hace falta una ciudad grande, sino una que esté repleta de vida intelectual y artística. Desgraciadamente, Lima no es de esas... apenas. Por eso: le envidio.

 
At 6:03 p. m., Anonymous Anónimo said...

Después de haber seguido toda la travesía que respiro que se siente, aunque con todo esto ya me dio un nosequé de nostalgia (y envidia).
Creo que esa ciudad que tanto quiere irá en usted siempre, como dice Cavafis. Bien merecido que se lo tiene.

 
At 6:44 p. m., Anonymous Anónimo said...

Por fin llegaste y en el zulo nos encontramos! Barcelona no sería lo mismo sin un Gran Dictador judío, sin una argentino que sabe mejor el catalán que el español de Castilla -tiempo al tiempo...-, sin noches de gasheguitas y arreglos, geniales, del mundo mundial.
En Barcelona no llueve y no caes en ningún charco.

Bonne continuation.

 
At 11:10 p. m., Blogger melquíades said...

De verdad me alegra mucho leerlo (casi escribo escucharlo) tan bien, che. =)

abrazo!

 
At 4:06 a. m., Blogger Ruth said...

Me alegro mucho que esté bien... Cuando pase por allí, ¿me lleva a dar la vuelta en bici por la Rambla?

 
At 1:09 p. m., Anonymous Anónimo said...

Em fas trobar a faltar una ciutat que mai ha sgut la meua, tot i que hi sóc visitant habitual. Segueix així!

 

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