chiquilín de bachín

—El mundo es la suma del pasado y de lo que se desprendió de nosotros— Novalis

domingo, julio 18, 2004

La limosna

'Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada'

Francisco Alarcón de Icaza


El ciego surgió al compás del lento atardecer. Granada era todo, la piel del calor ardía, sus pupilas murieron en él.
Y la guitarra rasgueando los primeros acordes, derretía la luz de su ciega retina.
Gitano su andar, su rostro, su voz; sonó el flamenco, esa prueba irrefutable del triunfo de la fusión mora y cristiana.
Como si Camarón cantara allí a Lorca la melodía de su futuro romancero.
Como si Alberti estuviera entrando en ese preciso momento a Granada, con De Falla y su piano de fondo.
El cantaor ciego no sabe mirar, ignora la belleza de su tierra. El cantaor sabe ver. Ve, sin desafinar demasiado, el destino de Al-Andalus en la perpetua eternidad.
Baila la bulería, canta la saeta, vuela la alegría, salta la malagueña, corre la sevillana. Castañuelas repiquetean, el baile nace en tango, muere en fandango y resucita en soleá.
Sus pupilas, decía, mueren en el fuego o el aire, que acaso son lo mismo ya, y penetran en él. La tibia melancolía los une a ambos y enlaza sus labios ardientes. En llamas, contemplan la belleza que duele, las cuerdas de nailon que sangran armonía. Sus vidas criollas, al servicio del rigor de la anacronía, desean ante todo la inmortalidad del momento, la lentitud del ritmo o la infinitud de aquellos tonos menores.

-'Ojalá la canción no terminara nunca'; -él le suspira en su cuello y se pierde en su pelo sudamericano y azabache. Sin hablar, se lo dice suavemente con la voz de su subconsciente o su alma, lo mismo da.
-'Vos sos irreal y no existís así que este momento no tiene final'; -ella le retruca después de haberlo oido. No se dicen nada, pero sin dudas el diálogo es.
La guitarra se calla y la canción fallece. El ciego se pasea vagamente con penas sin gloria, indiferente a la muerte de la canción. Busca el dinero en las mesas del bar, las propinas en las manos de sus clientes. Él, tras hundir su zurda en su bolsillo, le entrega unas monedas: -'Suerte hermano'; -le dice. La limosna es, más que una mera recompensa, más que una vana caridad; un ruego para que la auténtica música no se extinga de este planeta. El ciego alcanza a agradecerle y se pierde en el horizonte andalúz.

Andalucía, 18/07/04

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3 Comments:

At 1:46 p. m., Blogger Mariana said...

Dale limosna mujer.... viste que era de Icaza y no de tu amor imposible?

Me gustó mucho el texto, probablemente porque fui testigo presencial de los hechos y en algunos casos protagonista activa.

"Quiero pasar sólo una noche más en el jardín que la luna ilumina y oírte cantar una rumbita más, tango, alegría, bulería, soleá" (Lagarto Amarillo)

 
At 9:48 a. m., Blogger Chiquilín de Bachín said...

Si, tendré que buscar qué relación tiene Borges con el asunto. Se ve que Icaza igualmente es bastante más antigüo.

Debo admitir que recordé el fragmento de la canción de Lagarto Amarillo que citás cuando escribía el texto así que es parte de influencia tuya nomás

 
At 10:50 a. m., Blogger Mariana said...

Hey chabon, no es mi verdadera intencion avergonzarte pero me veo en la obligacion moral de corregir una pequenia falta ortografica: antigUo sin dieresis sobre la u, supongo que sabras el por que.
Disculpa los acentos y la enie, pero estoy en una pc inglesa y no tengo ni idea de como ponerlos.

 

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