chiquilín de bachín

—El mundo es la suma del pasado y de lo que se desprendió de nosotros— Novalis

viernes, febrero 09, 2007

Teddy

Poets are always taking the weather so personally.
They're always sticking their emotions
in things that have no emotions.

Porque a pesar del hiperbólico, y, si se me permite el sacrilegio, hasta inverosímil carácter de Theodore, le creemos a Salinger. Porque no importa los diez años del nene, superdotado y precoz, nos gusta oír su voz pronunciando máximas panteístas, brahmanistas, irracionalistas e idealistas. Porque, como en toda la obra de J.D., lo que reluce es el lenguaje de los personajes: la oralidad de los diálogos, que marca el contraste entre la elocuencia y hasta pedancia del nene comparando con la pobreza de los adultos; la vivacidad poética de las descripciones y las narraciones minuciosas. Teddy no prefigura a Holden Caulfield, es más maduro y adulto, pero ilustra la pasión crónica que siente su autor por los personajes infantiles que abundarán en sus ficciones.

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1 Comments:

At 8:47 p. m., Blogger Natalia Book said...

Me ha parecido un gran relato. Salinger es un gran narrador y, poco a poco nos va descubriendo esta historia, cronometada, en su última parte, por los cigarrillos de Nicholson.
Saludos

 

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