chiquilín de bachín

—El mundo es la suma del pasado y de lo que se desprendió de nosotros— Novalis

miércoles, marzo 28, 2007

Pequeña Historia de un encuentro fugaz

Al destino le agradan
las repeticiones,
las variantes,
las simetrías

J.L.B. «La trama»

Y las causas lo fueron cercando
cotidianas, invisibles,
y el azar se le iba enredando,
poderoso, invencible.

S.R. «Causas y azares»

Conocí a Tz. una noche del año pasado en un bar al que solíamos ir con mis amigos en Tarragona. Meses, bares y conciertos de Sabina o Drexler nos dieron una preciosa amistad que aún hoy está viva. Hace algunas noches, mientras reparaba mi móvil, mi amigo F. leyó «Tz». en mi interminable directorio de números de teléfono. Sorprendido por el origen yídish del nombre, F. preguntó si mi amiga profesaba la religión hebrea. La única religión que profesa Tz. es una muy pagana que idolatra ciertos poetas venidos a menos con guitarra y micrófono en mano. Contesté, por lo tanto, que no. Le conté que su madre había visto la versión cinematográfica del musical de Broadway, El violinista en el tejado, y le había impactado tanto el personaje homónimo que decidió que, cuando tuviera una hija, la llamaría también así.

F. palideció. Me preguntó si Tz. era de Tarragona y, cuando me vio asentir, me contó que en 1997, R., un amigo suyo, hizo una puesta en escena adaptada al teatro del largometraje de Jewison. Una noche, al presentar la obra en Barcelona, R. recibió una emotiva carta de una mujer tarraconense, que le contaba que iría a ver la obra y que iría acompañada de su hija, Tz. El director, después de leérsela, llorando, a todo el elenco, ideó un plan. Entonces una nena con doce años —los mismos que tenía la madre cuando había visto la película por primera vez—, Tz. vio extasiada y con una infantil naturalidad cómo los actores, al terminar la obra, le preguntaban cuál era su nombre, la hacían subir al escenario y la hacían bailar con Tevye, con Perchick, con el Rabino, delante de un público que los ovacionaba. Esa semana escribí un mail a Tz., pidiéndole que me confirmara la historia. Conmocionada, me contestó que sí.

R. era argentino y, después de veinte años viviendo en esta Península, volvió hace unos meses a cruzar el charco para siempre. Nadie sabe bien por qué este último lunes tuvo que venir a dar unas conferencias a Barcelona por la tarde. Después de un largo verano trabajando de camarera, Tz. había ahorrado lo suficiente para venirse a vivir a Barcelona, como yo, en octubre. Estaba ese lunes, sin embargo, en Tarragona y ni F. ni yo la habíamos podido contactar hasta las once de la mañana. R. y Tz. nunca más se habían vuelto a ver desde aquella noche. Tz. y su madre habían tenido que tomar el último tren de regreso a Tarragona y no habían podido quedarse hasta que salieran actores y director para saludarlos. Ninguno tuvo manera de contactar al otro, diez años habían pasado, y aquella noche había quedado como un imborrable momento de la infancia para Tz., como una anécdota que había marcado la carrera de R.

Tras mucho insistir, logré contactar a Tz. y convencerla con motivos suficientes para que estuviera en Barcelona antes de las dos de la tarde. Un rato después de las dos y media, Tz. y R. estaban abrazándose y dando sus diferentes y distorsionadas imágenes de aquella noche. No se conocían, pero se recordaban. No pudieron hablar mucho, la conferencia de R. comenzaba a las tres de la tarde. Mi castigo por ser impuntual fue quedarme cuidando el coche de F., parado en segunda fila, que no había tenido tiempo de encontrar estacionamiento porque estaba esperándome en la boca del subte. Nunca presencié el encuentro. No me importa. Sólo quería que se consumara para poder contarlo.

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9 Comments:

At 2:01 p. m., Blogger Tzeitel said...

Gracias por formar parte de las causalidades que me han llevado a la inesperada cita que tanto esperaba. Por fin devolvimos las espinas al mar. Un beso!

 
At 3:08 p. m., Blogger Bloom said...

Una de las enseñanzas centrales de la Kabbalá es que aquella cosa que está en el principio, como gérmen, se repite en sus multiples facetas en su proceso de desarrollo. Esto es cierto en el mundo natural y en el mundo de la historia. Los momentos seminales de nuestra vida no sólo influencian el resto sino que se repiten con muchas máscaras, con diferentes acentos, por el resto de ella.

שטארק גוט!

 
At 12:44 a. m., Anonymous Anónimo said...

Las extrañas coincidencias en esta historia son muchas más. Es asombrosa. Un saludo para Tz, para R, Para F y para la hermana de D...

 
At 3:19 a. m., Blogger melquíades said...

Confieso que se me puso la piel de pollo al leerlo.

Preciosa historia, che. =)

Un abrazo!

 
At 9:23 a. m., Blogger Chiquilín de Bachín said...

Tz.:¡Por fin! Otro beso y de nada.

Bloom: Traduzca para gentiles y profanos en la Lengua Sagrada, por fa :-)

naspid: Sobre todo para la hermana de D...

melquíades: Otro!

 
At 5:37 a. m., Blogger maria correa said...

¡qué de casualidades últimamente!
y qué bonito texto...
un abrazo.

 
At 5:57 p. m., Blogger Judit said...

A això em referia quan et vaig demanar escrits teus. Com sempre una meravella i més quan parla d'algú a qui tant estimo. Us trobo a faltar tant.

 
At 12:52 p. m., Anonymous Anónimo said...

Tu fotolog se está convirtiendo en la versión por escrito de las historias que me cuentas. Mil veces mejor, ¡dónde va a parar! Comparto el elogio de judit -una maravella- y me sorprendo una vez más de que el mundo sea un pueblo (una aldea, quiero decir, no lo interpretes de manera izquierdosa, esta vez no!)

 
At 1:25 a. m., Blogger Bloom said...

שטארק גוט! (yiddish, interj. [shtark gut]) lit. "fuerte, bueno" frase comendatoria después de haber oído una buena historia o explicación talmúdica.

 

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