Upon the dirty ground of London Town I
Mi avión aterrizó en Stansted cerca de la medianoche. El viaje casi ni se notó gracias al deleite que había sentido al recorrer Inscriptions y Song to myself de Whitman. El aeropuerto no estaba en el corazón de Londres sino a unos cuantos kilómetros de distancia, debido a mi propensión por elegir vuelos económicos a.k.a viajes para gente rata; así que tuve que tomarme un micro* hasta el centro de la capital.
Mi tímido inglés me ayudó a llegar hasta Marble Arch, donde, según una experta, podría tomarme dos colectivos* que me dejarían, por fin, en la pensión que había reservado. El primer problema surgió cuando, en el papel impreso de la reserva, mis ojos no encontraban la dirección de dicho albergue. La aventura me pareció más interesante que la desesperación en medio de esos arrabales nocturnos y decidí estar a la expectativa para ver qué pasaba. Encontré la parada de uno de los dos colectivos que me dejaría en mi destino, en ella estaba esperando un hindú que me recordaba a Apu y su Kwik-E-Mart. Me le acerqué y le pregunté si esa línea, la 94, me dejaba cerca de Hyde Park, porque me habían comentado que la pensión se encontraba por ahí. El segundo problema surgió cuando el hindú me contestó:
'Well, yes. But the problem is that Hyde Park is too big, and you'll never know if you are near or not'.
Con una frialdad que ni me creía, esgrimí:
'Ok, I'll ask later'.
El tercer problema surgió cuando yo, con mis pomposas libras en la billetera, no tenía monedas, que era lo único que aceptaban para viajar. El hindú tampoco tenía y la calle estaba desierta. Pero llegaron tres pibes borrachos que volverían para sus casas y me solucionaron el último problema. Ya dentro de uno de esos buses rojos y con dos pisos, ellos me avisaron cuándo me tenía que bajar para estar cerca de Hyde Park. Caminando por la calle descubrí la dirección de la pensión en el papel de mi reserva y en una estación de servicio que todavía osaba estar abierta en la medianoche me explicaron que esa calle, Inverness Terrace, estaba ahí, a dos cuadras.
Lo que pasó al llegar en la pensión queda para el próximo capítulo.
*Micro: Autobús de larga distancia.
*Colectivo: Autobús urbano.
Etiquetas: viajes
9 Comments:
jeje... no solo Hyde Park es enorme, sino que la mitad de los hoteles londinenses estan "cerca de Hyde Park".
Besos desde San Juan.
Así es, licenciada.
Por cierto, ¿le llegó mi e-mail de agradecimiento?
Espero que esté disfrutando de la isla.
Confieso que espero la continuación de sus crónicas con la misma sensación (no encuentro la palabra, me sale ansiedad, pero no es eso....) que uno espera el capítulo siguiente de una novela policial de las buenas.
Nos hablamos, un abrazo, José
Fabri, qué bueno. No puedo esperar para la segunda, la tercera, la cuarta parte... :D
Besos!
no, no me llego ningun mail... que raro.
mer
Vamos Chiquilín, no nos deje con intrigas, mándese el segundo capítulo!!!
Arlequín manija
Wow, me pusiste la piel de gallina con tus menciones de Londres... quiero volver!!! Besos, recién caigo por acá :)
Se hace desear, Chiqulín...
mia: Ahí están :)
arlequín: La intriga es lo que cuenta en estos casos ;)
rominaba:¡Vuelva cuando guste, Romina!
minerva: Sino, no tiene gracia, doña.
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