chiquilín de bachín

—El mundo es la suma del pasado y de lo que se desprendió de nosotros— Novalis

miércoles, agosto 27, 2008

Catarsis sin eufemismos

Que se acabe esta mala racha de mierda de una puta vez, por favor.

2 del pueblo quieren saber de qué se trata

lunes, agosto 18, 2008

Trabalhador

E sem dinheiro vai dar um jeito
Vai pro serviço
É compromisso, vai ter problema se ele faltar
Salário é pouco, não dá pra nada
Desempregado também não dá
E desse jeito a vida segue sem melhorar

Trabalhador
Trabalhador brasileiro
Garçom, garçonete, jurista, pedreiro
Trabalhador brasileiro
Trabalha igual burro e não ganha dinheiro
Trabalhador brasileiro
Trabalhador

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domingo, agosto 17, 2008

For Once

For once in my life 
I have someone who needs me 
Someone I've needed so long 
For once unafraid 
I can go where life leads me 
And somehow I know I'll be strong

For once I can touch 
What my heart used to dream of 
Long before I knew 
Someone warm like you 
Could make my dreams come true

For once in my life 
I won't let sorrow hurt me 
Not like it's hurt me before, oh 
For once I've got someone 
I know won't desert me 
'Cause I'm not alone anymore

For once I can say 
This is mine, you can't take it 
As long as I've got love I know I can make it 
For once in my life 
I've got someone who needs me

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miércoles, agosto 06, 2008

De veranos, noches y sueños

Anoche tuve un sueño
y anoche era verano, 
oh verano terrible,
para un sueño malvado.

No hay canciones que reflejen veranos difíciles. Excepto esta de Silvio, claro. La mayoría que recuerdo en castellano suelen ser festivas y vulgares. Su crónico calor no va acompañado de cosas tales como la reflexión. En realidad ninguna estación. Pero es como si el verano hubiera sido fundado con estrictos fines hedonistas. ¿Alguien imagina a Alsogaray pronunciando algo así como 'hay que pasar el verano'?

Y el tema es que era más fácil pasar el invierno. No sé cuánto hay de real en las cifras y en las estadísticas que marcan que la desocupación, el 'paro' como lo llaman acá, está en los índices más altos de los últimos diez años. Lo único que sé es que todos los proyectos iniciados desde el regreso de Buenos Aires se desmoronaron simultáneamente en cuestión de días. Los diarios para los que escribía dejaron de pagar y de pedir más notas. El restaurant donde tocaba bossa nova los fines de semana con un amigo chelista cambió de músicos como de funda fina y elástica anticonceptiva (así define la R.A.E. lo que uno conoce más bien como un 'forro') y sin avisar. El premio se lo llevó la sala de exposiciones para la que trabajaba. Cerró por el verano, también sin previo aviso, por 'falta de presupuesto'. 

Y la empresa que me subcontrata me trasladó a un museo privado dedicado a un pintor catalán de cuyo nombre no quiero acordarme. Ahí me pagan un treinta por ciento menos de lo que me pagaban antes. Para decirle a la gente dónde queda el baño y prohibirle de sacar fotos. A veces fantaseo sobre cómo sería si el pintor en cuestión, un hombre de izquierdas y célebremente republicano, se despertara y viera qué han hecho en su nombre con muchísimo ánimo de lucro. La cantidad de currículums que envié para escapar de dicho antro deberá rozar la centena. Las entrevistas no superan los dedos de la mano hábil con la que escribo estas líneas. La precariedad de las condiciones de las ofertas son cuantitativamente insultantes. ¿Será mi bajón el que me hace pensar que no hay mucha gente en este país que quiera tener universitarios que trabajan para emanciparse antes de los treinta años?

Por lo pronto, Mikele está convencido de que estoy obsesionado con lo efímero y lo volátil de las cosas. Mi trayectoria inmobiliaria me da la razón. En menos de dos meses, por diferentes circunstancias que no merecen ser publicadas, viví en tres barrios y pisos distintos. Y, al parecer, deberé seguir yirando. Del Raval volví temporalmente a Sants y desde hace un mes en el Eixample. El término 'estabilidad' es más propicio para alguna pieza literaria de ciencia ficción. Deberé volverme posmoderno un día de estos. Aunque sea para no hacerme tanta mala sangre.

Míkel tenía razón. In Rainbows es un gran disco. Las canciones que más me gustan me parecen una mezcla madura y adulta de lo mejor de Pearl Jam. Hablé hace un rato con Míkel por el chat de gmail. Anda por Potosí, en medio de su viaje semi-plagio de Diarios de motocicleta, por más que él insista en que no le gustó esa película. 'Pura propaganda', dice siempre, muy indignado. Todavía no sé muy bien de qué. Lo extraño a Míkel. Y a sus secuaces también.

Como verán, el reporte de novedades no es para tirar manteca al techo, como andábamos *muy mal* acostumbrados. 'Y la ciudad, ahora, es como un plano / de mis humillaciones y fracasos', aunque en vez de tangos tenga a Radiohead de fondo. Releyendo autobiográficas viejas pienso en cuán rápido las desilusiones hicieron que Barcelona dejara de ser una ciudad exclusivamente hermosa. Habrá quien diga que de la idea a la realidad se recorre un trecho muy doloroso; habrá quien aluda a que las cosas se pusieron considerable y sensiblemente más difíciles estos últimos meses. Sobrarán los que encuentren primero las causas en personas que por supuesto no han nacido aquí.

Por ahí se asoman los ojos de Lsls. Le cuesta dormir entre mis calurosos brazos. Paralelamente, ambos consagramos el tiempo libre del verano a la lectura de franceses célebres. Y a recorrer la costa de esta húmeda comunidad autónoma. Al anochecer, después de trabajar, vamos a nadar al polideportivo de su barrio. Y ahora hasta se nos dio por dedicarnos al bicing. La Generalitat nos concederá el premio a la pareja más sana y ecológica de la región. Enarbolamos una lista de frases con el que el resto de la sociedad nos ataca despiadada y desproporcionadamente. Entre las más aberrantes aparecen 'iros a un hotel', 'ustedes no se aburren nunca', 'ustedes siguen igual', 'váyanse a París', 'dejen de tocarse los genitales en público'. Al parecer, ni la crisis proclamada por el ministro de economía ni la lista de agravios han alterado nuestra conducta en demasía. 

Pero yo sigo enojado. Es un berrinche, no me den mucha bola. Ya se me pasará nomás.

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