lunes, octubre 29, 2007
lunes, octubre 22, 2007
Buonviaggio
Él, ella, ellos y yo, nos vamos a Cerdeña y a Nápoles. Con esta canción en el oído y con promesa de fotos a la vuelta. Ci vediamo!
¿Por qué no vienes hasta mí?
¿por qué no puedo amarte?
¿por qué no vienes hasta mí?
¿por qué cambias como el sol?
¿por qué eres tan distante?
¿por qué no cambias como el sol?
Me siento solo y confundido a la vez,
los analistas no podrán entender,
ya no sé bien qué decir,
ya no sé más qué hacer,
todo el mundo loco
y yo sin poderte ver.
Pero si insisto, yo sé muy bien te conseguiré.
Y si mañana es como ayer otra vez,
lo que fue hermoso será horrible después.
No es sólo una cuestión de elecciones.
No elegí este mundo, pero aprendí a querer.
Pero si insisto, yo sé muy bien te conseguiré.
¿por qué no puedo amarte?
¿por qué no vienes hasta mí?
¿por qué cambias como el sol?
¿por qué eres tan distante?
¿por qué no cambias como el sol?
Me siento solo y confundido a la vez,
los analistas no podrán entender,
ya no sé bien qué decir,
ya no sé más qué hacer,
todo el mundo loco
y yo sin poderte ver.
Pero si insisto, yo sé muy bien te conseguiré.
Y si mañana es como ayer otra vez,
lo que fue hermoso será horrible después.
No es sólo una cuestión de elecciones.
No elegí este mundo, pero aprendí a querer.
Pero si insisto, yo sé muy bien te conseguiré.
sábado, octubre 20, 2007
Bienvenido a la blogosfera
Desde Buenos Aires, mi amigo Damián abrió un blog donde se debatirá sobre música, política y educación. Pinta muy interesante, los invito a que entren: ahora que falta nomás una semanita para las elecciones, la cosa se ha puesto interesante.
Etiquetas: política
domingo, octubre 14, 2007
sábado, octubre 13, 2007
Noches de otoño o Vuelta a la subversión
Instinto,
dos seres distintos,
amándose por vez primera.
dos seres distintos,
amándose por vez primera.
Deseo,
mire donde mire te veo
mire donde mire te veo
Etiquetas: canciones
miércoles, octubre 10, 2007
El dios de los cristianos
El año de mil y quinientos y once pasaron a la isla de Cuba, que es como dije tan luenga de Valladolid a Roma (donde había grandes provincias de gentes), comenzaron y acabaron de las maneras susodichas y mucho más y más cruelmente. Aquí acaecieron cosas muy señaladas. Un cacique y señor muy principal, que por hombre tenía Hatuey, que se había pasado de la isla Española a Cuba con mucha de su gente, por huir de las calamidades e inhumanas obras de los cristianos, y estando en aquella isla de Cuba, y dándole nuevas ciertos indios que pasaban a ella los cristianos, ayuntó mucha o toda su gente y díjoles: «Ya sabéis cómo se dice que los cristianos pasan acá, y tenéis experiencia cuáles han parado a los señores fulano y fulano y fulano; y aquellas gentes de Haití (ques la Española) lo mesmo vienen a hacer acá. ¿Sabes quizá por qué lo hacen?» Dijeron: «No, sino porque son de su natura crueles y malos». Dice él: «No lo hacen por sólo eso, sino porque tienen un dios a quien ellos adoran y quieren mucho, y por habello de nosotros para lo adorar, nos trabajan de sojuzgar y nos matan». Tenía cabe sí una cestilla llena de oro en joyas y dijo: «Ves aquí el dios de los cristianos: hágamosle si os parece areitos (que son bailes y danzas) y quizá le agradaremos y les mandará que no nos haga mal». Dijeron todos a voces: «Bien es, bien es». Bailáronle delante hasta que todos se cansaron, y después dice el señor Hatuey: «Mirad, comoquiera que sea, si lo guardamos, para sacárnoslo al fin nos han de matar: echémoslo en este río». Todos votaron que así se hiciese, y así lo echaron, en un río grande que allí estaba.
Este cacique y señor anduvo siempre huyendo de los cristianos desde que llegaron a aquella isla de Cuba, como quien los conocía, y defendíase cuando los topaba, y al fin lo prendieron. Y sólo porque huía de gente y generación, lo hobieron vivo de quemar. Atado al palo decíale un religioso de Sant Francisco, santo varón que allí estaba, algunas cosas de Dios y de nuestra fe, el cual nunca las había jamás oído, lo que podía bastar aquel poquillo tiempo que los verdugos le daban, y que si quería creer aquello que le decía, que iría al cielo, donde había gloria y eterno descanso, y si no, que había de ir al infierno a padecer perpetuos tormentos y penas. Él, pensando un poco, preguntó al religioso si iban cristianos al cielo. El religioso le respondió que sí, pero que iban los que eran buenos. Dijo luego el cacique sin más pensar, que no quería él ir allá sino al infierno, por no estar donde estuviesen y por no ver tan cruel gente. Esta es la fama y honra que Dios y nuestra fe ha ganado con los cristianos que han ido a las Indias.
Bartolomé de las Casas, «De la isla de Cuba», Brevíssima relación de la destruyción de las Indias, 1552.
Etiquetas: citas
Quien no lo sepa ya
lo aprenderá de prisa:
la vida no para,
no espera, no avisa.
Tantos planes, tantos planes,
vueltos espuma
tú, por ejemplo,
tan bienvenida
y tan
inoportuna.
lo aprenderá de prisa:
la vida no para,
no espera, no avisa.
Tantos planes, tantos planes,
vueltos espuma
tú, por ejemplo,
tan bienvenida
y tan
inoportuna.
Etiquetas: canciones
jueves, octubre 04, 2007
Más sabiduría o pessoana (IV)
Assim, não sabendo crer em Deus, e não podendo crer numa soma de animais, fiquei, como outros da orla das gentes, naquela distância de tudo a que comummente se chama a Decadência. A Decadência é a perda total da inconsciência; porque a inconsciência é o fundamento da vida. O coração, se pudesse pensar, pararia.
Bernardo Soares, Livro do desassossego.
miércoles, octubre 03, 2007
Sabiduría
No puede haber sociedad sin poesía, pero la sociedad nunca puede ser realizada como poesía, nunca es poética. Algunas veces los dos términos intentan separarse. No pueden.
Octavio Paz, El arco y la lira.
Etiquetas: citas
lunes, octubre 01, 2007
Ñam, ñam...
Un aplauso para j. y M., los mejores cocineros colombianos del Raval, que ayer nos deleitaron con un riquísimo ajiaco, unas deliciosas galletitas de chocolate blanco y una conversación interesantísima.
Etiquetas: barcelona
Ven
Ven, cura esta pena,
quítame estas ganas de ti.
Ven, que está frío fuera,
y hace tanto calor aquí.
Te ví cruzar la calle
y algo crujió dentro de mí.
Ven, que ya se hace tarde,
y este tren se está por ir.
Muy señora mía,
ten piedad de un simple mortal.
Ven, cura esta herida,
este blues de incierto final.
Tu piel traerá perfumes,
reflejos de estrella fugaz.
Ven, ya no lo dudes,
no hará falta nada más.
Tan sólo: nosotros dos.
quítame estas ganas de ti.
Ven, que está frío fuera,
y hace tanto calor aquí.
Te ví cruzar la calle
y algo crujió dentro de mí.
Ven, que ya se hace tarde,
y este tren se está por ir.
Muy señora mía,
ten piedad de un simple mortal.
Ven, cura esta herida,
este blues de incierto final.
Tu piel traerá perfumes,
reflejos de estrella fugaz.
Ven, ya no lo dudes,
no hará falta nada más.
Tan sólo: nosotros dos.
Etiquetas: canciones