Se t'incontro per strada, non riesco a parlarti
mi si bloccano le parole, non riesco a guardarti
negli occhi mi sembra di impazzire
Jovanotti, Serenata Rap
E gira il mondo e giro te mi guardi e non rispondo
Perché risposta non c'è nelle parole
Bella come una mattina d’acqua cristallina,
come una finestra che m’illumina il cuscino
Jovanotti, Bella
Una tempestad shakespereana estaba maltratando el cielo europeo ese viernes. Del otro lado del charco, llegaban las noticias de huracanes rebeldes; todo apuntaba a una clara tormenta contra el hemisferio norte. Venezia era impenetrable esa mañana. Me lamenté en la estación por no poder salir a pasear de nuevo y contemplar esos canales al sol. El agua estaba por todos lados inundando el deseo de turistas de diferentes partes del planeta que habían llegado hasta ahí por primera y quizás única vez. Decidí que mejor era aprovechar el tiempo para ir yendo a Milano, desde donde iba a salir mi tren a Barcelona, por si había atrasos. Cualquier cosa me tomaría un café cerca de la estación central mientras disfrutaba el libro de Dolina.
Me quedé esperando a que saliera mi tren. Cuando vi que todos los viajes se estaban suspendiendo menos el mío, me quedé más tranquilo porque ya estaba con el boleto en el bolsillo. Me senté, todavía faltaban unos minutos. Al rato, una chica, rubia, con anteojos, probablemente de mi edad, con mochila en sus espaldas y mirada penetrante, me empezó a mirar. Caramba. Al otro rato, se me acercó y balbuceó un idioma que yo entendí como el mío. Pensé que era inglesa or from the land of the free and the brave, porque parecía estar esforzándose en demasía para hablarme en español. Estaba como desorientada y perdida, necesitaba ayuda. No entendí cómo sabía que yo era de habla-hispana:
Ch: -I do speak English, if it's better to you. What do you need?
Girl: -I need some change to use the telephone, do you have two coins of 50 cents?
Ch: Yes, of course, here you are.
Con extrema delicadeza, ella metió una monedita de 1 euro italiano en mi billetera porque yo tenía mis manos ocupadas en las dos monedas de cincuenta y en los bolsos y mochilas que venía arrastrando.
Girl: -Thank you, where are you from?
Ch: -You're welcome, I am from Argentina.
Niña: -Ah, entonces hablas español también.
Ch: -Sí, claro. ¿Pero de dónde eres tú?
Niña: -De México.
Si ya se había enamorado Chiquilín, ahora que la niña le decía que era del país de Juan Rulfo, Chespirito y Frida Kahlo, sólo por eso, tenía mucho más puntos a su favor. La niña se puso a llamar por teléfono a no sé dónde; Chiquilín la contemplaba, esperando a que colgara. Pero por los altoparlantes, la voz del diablo se pronunció altiva:
Il prossimo treno EuroStar a Milano Stazione Centrale uscirà adesso, questo é l'último avvertimento.
Corrí hasta el tren, no había otro en toda la tarde. La niña me miró desde el teléfono público y me susurró un «Adiós».
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