Sobre mi repelencia (III)
En su habitación compartida, M. y Chiquilín no se pueden dormir e inevitablemente caen en las conversaciones trascendentales de todas las noches.
M: Mañana más.
Ch: Eso es discutible.
M: ¿Cómo?
Ch: Dejá, es muy feo lo que voy a decir.
M: ¿Qué?
Ch: Que mañana también puede ser menos.
M: Dios, Fabri, cuánto piensas...
Ch: Es mi sentido trágico de la vida.
M: ¡Hay que ser más frívolos!
Ch: Después de haber leído a Nietzsche, a Schopenhauer, a Unamuno...
M: ¡Dios!
Ch: Pobre Kierkegaard...
M: Mira que eres pedante, Fabri, ¿eh? Irte a dormir lamentándote por Kierkegaard... madre mía.